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Lecciones de poesía para niños inquietos

Abran sus libros por la primera página: vamos a comenzar por desmitificar la poesía, por perderle el miedo.  Y no sólo a la poesía infantil, que ya hemos visto que no tiene por qué parecerse a una granja de peluches, sino también a la poesía en general:  leer o escribir poesía no es cosa de niños “raros”.


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Descripción

Recomendación de Librosyliteratura.es, escrita por Javier Barrero
Lecciones de poesía para niños inquietos, de Luis García Montero

Un libro con el que los más pequeños perderán el miedo a la poesía y aprenderán que es algo más que hacer rimas y contar sílabas.

Somos desconfiados por naturaleza.  La primera vez que tuve en mis manos este libro y leí su título, Lecciones de poesía para niños inquietos, me pregunté qué escondían esas palabras.  Estaba seguro de que detrás de ese título había algo más, que esas lecciones eran un metáfora de algo; cualquier cosa menos lecciones de poesía para niños.

Somos desconfiados y Luis García Montero lo sabe, por eso dedica las primeras páginas de su libro a explicar al lector retorcido –como yo– que lo que se dispone a leer es exactamente lo anunciado: lecciones de poesía para niños suficientemente inquietos como para sentir curiosidad por los poemas.  Y como el autor es consciente de los prejuicios que tenemos la mayoría de los adultos respecto a la literatura infantil, del miedo que nos produce un libro para niños sin ilustraciones desplegables a todo color de personajes televisivos, comienza aclarando que la poesía para los más pequeños no tiene que ser ñoña, y que los niños que leen poemas no son unos empollones repelentes.

No vamos a empezar este libro haciendo el tonto.”  No me negarán que como declaración de principios es contundente.  “Esa es la primera cosa que debemos tener clara: nosotros no somos tontos. Cuando se piensa en un libro infantil sobre la poesía, todo el mundo espera que empiece a pasar por nuestra imaginación un desfile de animales, el gatito, el perrito, el osito, muchos animales rimando en diminutivo.”

Así que bienvenidos a clase.  Abran sus libros por la primera página: vamos a comenzar por desmitificar la poesía, por perderle el miedo.  Y no sólo a la poesía infantil, que ya hemos visto que no tiene por qué parecerse a una granja de peluches, sino también a la poesía en general:  leer o escribir poesía no es cosa de niños “raros”.

Ahora que ya sabemos que la poesía no es una tontería, ni tampoco es aburrida, vamos a aprender algunas cosas más.  En las siguientes lecciones, Luis García Montero nos va a enseñar qué es una metáfora o una prosopopeya, pero sobre todo vamos a aprender a mirar detenidamente a nuestro alrededor, a observar a los que nos rodean, a jugar con el paso del tiempo y a ser conscientes del valor del esfuerzo.  Vamos a aprender que las palabras son “lo más nuestro, lo que podemos ofrecerles a los demás”.  Que son como la nieve: hermosas por sí mismas, pero moldeables para lograr formas aún más bellas.  Y divertidas.  Además, la escritura es una nieve que no se deshace nunca.

También vamos a aprender que la literatura es un lugar común que compartimos con los demás, una plaza pública.  Pero también es una habitación privada, sólo para nosotros; un refugio desde donde, gracias a la imaginación, podemos viajar a cualquier lugar.

Ya sabemos que la rima sirve para llamar la atención sobre algunas palabras, para marcar el ritmo de la lectura, pero ahora vamos a aprender que además es ese lugar intermedio entre la realidad y la ficción, el tablero donde juega la imaginación.

Observar, sentir, compartir mediante palabras:  lecciones de poesía para niños.  O lecciones de vida para todos nosotros.  ¿Ven?  Al final yo tenía razón y el título escondía muchas más cosas.

Lecciones de poesía para niños inquietos me acompaña desde hace años y, de cuando en cuando, lo releo.  A veces lo tomo de la estantería y me limito a leer las primeras frases; me sirven para recordar que mis hijos son niños, pero no son tontos ni son insensibles al dolor y la belleza que les rodean.

Así que si se deciden a regalarle este libro a sus hijos, o a buscárselo en la biblioteca, les aconsejo que aprovechen la primera ocasión que encuentren y lo lean.  Está lleno de lecciones sobre la vida, y esa es una asignatura que nunca se termina de aprobar del todo.

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